Quito, a martes 27 de Febrero de 2008
Tema Libre
Joaquín Rodrigo Vidre
No voy a citar casi nada biográfico, porque no viene al caso. Pero si usted (X) Javier desea consultar sobre la vida de este señor, puede hacerlo, le recomiendo porque no se arrepentirá. No es un escritor del lenguaje español, sino un gran compositor español. Autor de algunas obras que poseen una inclinación nacionalista a pesar de encontrarse en plena época contemporánea. ¿Curioso verdad? Es decir, es un escritor de lengua musical o partituras, hilando más fino. Se destaca a partir de los años 1923 y 1924 en los que presenta al público sus primeras obras como Dos esbozos para violín y piano y Cançoneta, con las que comienza su verdadera carrera musical como compositor. Más después se consagrará con su obra maestra El Concierto de Aranjuez en 1940, muy conocida por cierto, la cual lo posicionará como uno de los más grandes compositores de todos los tiempos. Destacando además que era sordo y que la mayor parte de sus composiciones están hechas para orquesta. Es uno de los redentores de la guitarra pues se convirtió en su máximo contribuyente al repertorio, ya que la dignificó e internacionalizó. Ayudándome de estos pocos datos, realizaré un análisis de una de sus obras. La obra se titula Invocación y Danza.
Por ahora voy a omitir el año de estreno de esta obra musical y detalles históricos varios. Lo que me interesa es enfatizar, desde el punto de vista de la materia, que es posible leer este lenguaje también con ojos de literato. Haber si se puede aplicar narratología a la música.
Para empezar, toda obra musical antes de ser interpretada, posee datos importantísimos los cuales brindan la información necesaria al intérprete para conocer, estudiar e interpretar frente a un público. La obra se encuentra en la tonalidad de La menor, aunque comienza con el acorde de Re menor que vendría a ser el cuarto grado de la tonalidad menor, o sea, menor. El compás indica un ritmo de ¾, algo así como un vals, pero más lento. En algunas frases la armonía se mueve, a esto se lo conoce como modulación; de La menor a Si menor con las alteraciones de Fa y Do sostenidos. Esto se cambia en la armadura de clave (Principio de la obra o de una frase). Estos movimientos armónicos son lo que caracterizan a Rodrigo, porque sus obras son un constante tributo a las culturas musicales españolas, sabiendo que la forma musical más conocida de España es el flamenco, que por lo general tiene tres partes: mayor, menor, mayor. Para entender esto del mayor y menor de la tonalidad haré una comparación metafórica con los estados de ánimo: Mayor (alegre) y menor (triste), es así como se escucha. Tonalidad es simplemente el acorde o tono común en la obra al cual se subyuga el movimiento de las notas.
La obra además posee un movimiento de velocidad (rapidez) de Moderato, o sea moderado, un tanto lentito. Ahora que se tiene la noción de cómo más o menos se moverá esta obra, entraré en la parte narratológica.
A lo largo de la obra, es notorio encontrar una voz que se destaca más que las demás. Es aquella voz que lleva el canto o el sonido principal, como en un coro. Tomando en cuenta que es una obra para guitarra sola. Esta voz vendría a ser el protagonista, aquel que desarrolla lo más importante de la historia. También sería la voz narrativa, en este caso, voz en primera persona. Las demás sonidos complementan a la voz primera, o sea llevan la armonía. Aquí se puede notar también que vendrían a ser como personajes secundarios. La tonalidad es el espacio donde se desenvuelve la trama, y el escenario sería la forma musical en la que se encuentra la obra, en este caso, Vals. No se pueden extraer acontecimientos, con escritura musical, pero se pueden destacar algunos momentos: El comienzo con armónicos (el pianísimo), la parte rápida o Pío Mosso, el pesante (bastante lento), el ligero (rapidez moderada), el meno mosso o parte más lenta, el a tempo (vuelve a moderado), el allegro moderato polo (parte más rápida que las anteriores), los trémolos, nuevamente allegro moderato polo, el poco meno expresivo (Parte final).
Estas denominaciones serían algo así como los acontecimientos que conforman la obra y que se mueven en ese orden lógico. En este sentido no hay cambios de tiempo, pero si observamos dentro del allegro moderato polo, hay dos partes muy parecidas. La forma que se encuentra antes de los trémolos y la de después. Reorganizando la historia quedaría de la siguiente forma:
Trama Historia
1.- Pianísimo 1 1.- Pianísimo
2.- Pío mosso 2 2.- Pío mosso
3.- Pesante 3 3.- Pesante
4.- Ligero 4 4.- Ligero
5.- Meno mosso 5 5.- Meno mosso
6.- A tempo 6 6.- A tempo
7.- Allegro moderato polo 7 7.- Allegro moderato polo
8.- Trémolos 8 8.- Trémolos
9.- Allegro moderato polo 7 9.- Poco meno
10.- Poco meno 9
Así descubrimos un salto de tiempo que conlleva esta similitud; de hecho en estas partes la obra retorna al mismo Tema, así se le llama, solamente modula o cambia de tono. Pero en sí son las mismas distancias sonoras (se escucha parecido pero en otro tono).
Para finalizar se puede realizar un cuadro actancial, pero no con las notas precisamente, sino con las voces que cantan. Como sujeto se encontrará la voz principal o voz del canto, como objeto estará llegar al acorde o nota final, cosa que sucederá si es que el intérprete no se jala la obra antes de terminar por causa de nervios o inseguridad. Aquí participa también el intérprete o guitarrista porque es una obra para guitarra como personaje. Puede ser que lo tomemos como voz narrativa y vendría a ser una voz en tercera persona. Bien, continuando con el cuadro actancial, encontramos como ayudantes a las demás voces pero como oponentes ninguna figuración. En el caso de ver al intérprete como protagonista, los ayudantes pueden ser la confianza y el estudio, y como oponentes los nervios y falta de seguridad al tocar. Bien, dentro del destinador se encuentran todas las notas de paso (notas alteradas que llevan consigo los símbolos b o #) u ornamentaciones que hacen que el discurso musical se mueva en distintas tonalidades, o conlleven a un movimiento armónico. Las alteraciones son lo que permiten que un discurso musical se mueva de tonalidad a tonalidad sea mayor o menor. El destinatario es el acorde final el cual recibe a estas notas para finalizar.
¿Fascinante no? He descubierto que se pueden aplicar los conocimientos de narratología en un arte tan abstracto como la música, si no lo ha hecho alguien antes que yo, cosa que es muy probable. En este caso yo lo hice solamente por cumplir mi deber, pero me pareció muy chévere juntar conocimientos de las dos ciencias-artes, para formar un análisis muy interesante, que minimiza el carácter abstractísimo de la música, a un discurso escrito para poder leerlo y entenderlo, porque la música también cuenta cosas. Claro que la música se aprecia mucho más con el oído, pero también hay que leer. O sea que las partituras también proporcionan datos escritos de suma importancia al lector musical, hasta ahora no lo había sabido. Esto me servirá para descubrir cual es el carácter de una obra y de qué intenta decir y transmitir.
domingo, 2 de marzo de 2008
Joaquín Rodrigo Vidre
Publicado por Bloggers en 8:28
Etiquetas: Luis Encalada
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