Y así es como pasamos nuestro feriado en el Centro Vacacional Recreativo San Gabriel. Nos quitan clases por las puras, tomando en cuenta que desde el feriado de carnaval hemos tenido como máximo dos semanas completas de clase.
Sin embargo, al menos algunos estudiantes como yo hemos dedicado tiempo a la lectura de Opio en las nubes, y permítanme decirles a todos los que leen este escrito: ¡Qué genial pasatiempo! Es uno de esos libros que en cualquier ciudad, si se te acerca una de esas pollitas tu le preguntas si ha escuchado algo acerca de aquel libro (en la mayoría de los casos, escuchamos como respuesta lo que siempre se espera: un NO) y le empiezas a contar acerca de la historia, le lees unos fragmentos de Pink Tomate que son geniales y desearías que hubieras empezado esta conversación en la época de cuando se escribe el libro; sólo por la razón de que apenas conocías a alguien, la besabas hasta hartarte, y después tenías sexo en la playa. Todo esto para empezar conversaciones a ver si algún día nos volvemos a ver.
Pero en realidad, literariamente, se da por alto la magnífica estructura que constituyen a este libro, y no consta en obsesionarse trip trip trip por ir a acostarse con una chica recién conocida en la playa. Como ya mencioné la palabra, entro al tema de la obsesión. En esta lectura, hay dos tipos de obsesiones: la individual y la colectiva. La individual permite visualizar la focalización de cada personaje, y la clasifico en la obsesión porque Pink tiene un maldito trauma con el trip trip trip y de tomates, mientras que Sven pasa hablando sólo de mujeres hermosas con descripciones extravagantes a lo largo de TODA la historia. Este punto es esencial, porque de ahí nos hacen conocer el interior del personaje. En cambio, la obsesión colectiva, que resulta ser la general, es la que nos da la idea de que todo mundo en aquellos años vivía drogado (que por cierto da un enfoque más grave al título) y sus pensamientos eran completamente vulgares, sobre todo con las mujeres (Lástima por los deseos con la chica recién conocida en la playa). Este punto es interesante, porque el espacio se introduce en esta obsesión colectiva de los bares, rock and roll, alcohol, ebrios por todo lado, y nos da la sensación de suciedad, de cosas puercas e incluso Chaparro juega con eso para hacernos sentir sucios a nosotros también. ¡Qué genial que resulta cuando un libro interactúa con el lector!
Eso como conclusión acerca del libro en general, y, como lastimosamente varios de nuestro colegio lo estaban esperando, no hay tips para cogernos a la chica!!! Pero en sí, es uno de los pocos libros que puedo recomendar por su lectura. El resto no depende de mi, además ¡toca leerlo para no sacar cero en el trimestral!
Hecho en su totalidad por: Bryan Proaño. 15 – 05 – 2008.
domingo, 18 de mayo de 2008
HOLA NENA… ¿HAS LEÍDO CHAPARRO?
Publicado por Bloggers en 9:10
Etiquetas: Bryan Proaño.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario