Quito, a sábado 27 de Febrero de 2008
Luz Lateral
El relato la verdad es bastante cómodo para leerlo, es decir, no posee muchos términos difíciles; un manejo del lenguaje exagerado y poco explicativo. Me di cuenta de que no existen muchas variaciones de tiempo ni saltos incomprensibles, simplemente la historia sigue su rumbo lógico y normal. Claro que la trama comienza por un hecho ya acaecido, o sea, la separación del protagonista con Amelia. El recuerdo de lo sucedido, al parecer, es lo que abruma a este personaje, al cual lo presiona tanto saber el motivo de su separación y también saber que aún se encuentra enamorado de Amelia. Todo se cuenta en primera persona de la voz narrativa, pero hay uno que otro diálogo solo para indicar más detalladamente los acontecimientos. Lo interesante de este texto, son las descripciones que realiza este hombre, partiendo del hecho que su relación es muy difícil y que está en problemas. El personaje está desecho por varias razones, y sobre ellas emite constantes reflexiones y juicios los cuales lo llevan al final a darse cuenta de que está muy enfermo y puede llegar a morir. Es interesante como logra el protagonista, describir tanto a la decepción amorosa con la sífilis y la sífilis con la decepción amorosa. Insiste en que el Treponema Pálido desgarra sus entrañas hasta acabar con todos sus órganos internos en un proceso muy doloroso. Por otro lado, lo compara con el amor que siente por Amelia y su chocante frasecita ¡Claro!, que produce en el protagonista algo así como lo que le produce el Treponema Pálido, pero atacando directamente su corazón. Es una imagen espléndida, porque es ambigua, y por cualquier lado denota dolor y sufrimiento, una suerte de molestia. Algo que es la época era bastante incómodo y hasta tachado de ser malo, hablar acerca de la sífilis. Pero Pablo Palacio se atreve y convierte su cuento en una sátira de este tema. Claro que la ambigüedad se encuentra en que el protagonista condena las dos molestias que tiene, pero siempre Amelia le causará más dolor. De hecho es una comparación espléndida sabiendo que Palacio no es médico, pero sabe que sintomatología aparece en la enfermedad Sífilis. Realizando un cuadro actancial se puede apreciar que Amelia es un personaje conflictivo porque aparece como ayudante y oponente, es fácil darse cuenta, o se puede ver que el amor por la misma abruma al protagonista el separarse de ella, pero su frase no ayuda para que las cosas funcionen. La amiga, que no recuerdo bien el nombre, sería ayudante, aunque al octavo día de pasar en su casa, el personaje descubre que su lazo de amor es un atolladero. El sujeto y el objeto son el mismo protagonista-narrador porque el desea cambiar la realidad y evitar escuchar la frase chocante que lo enfada. Su gran oponente, también el Treponema Pálido y la decepción amorosa. Destinador es él mismo y destinatario también, porque a la final desea estar bien, pero al parecer no lo consigue. Logrará su objetivo huyendo de las dos cosas.
miércoles, 27 de febrero de 2008
Luz Lateral
Publicado por Bloggers en 19:02
Etiquetas: Luis Encalada
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