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jueves, 7 de febrero de 2008

¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿ANTINOVELERO?????!!!!!

Las novelas de Pablo Palacio se consideran antinovelas… ¿Acaso es verdad?

Según críticos engloban a sus novelas como literatura que ofrece la irónica y desconcertante experiencia de un relato sin personajes ni argumento propiamente dichos. Esto es verdad, ¿pero se lo puede considerar como una antinovela?

Crítica a los críticos.

Un hombre muerto a puntapiés. En una época en la cual dominaba el realismo social, la literatura indigenista, Palacio opta por la desintegración de las formas, la parodia y el gusto por lo extravagante, lo marginal o lo monstruoso, propios de ciertas actitudes de las vanguardias. Esa cualidad singular e inasimilable de su producción condujo a una serie de malentendidos y confusiones que contribuyeron a oscurecer su aporte, que sólo en las dos últimas décadas ha empezado a revaluarse seriamente: todavía estamos descubriendo a Palacio, mientras, paradójicamente, muchos de los "realistas" de su tiempo pasan al olvido." Esta forma de escritura cambia radicalmente como Xavier nos explicó en clase en un lapso de cinco años, y este cambio se lo demuestra en su obra “Un hombre muerto a puntapiés”, que se condensa junto a “Débora” y “Vida del ahorcado” para dar vida a toda su producción literaria.

Sin embargo hay que anotar que una primera novela de Palacio obtuvo el primer premio en un concurso en su provincia, "Ojeras de la Virgen" que ha permanecido inédita y cuyos originales parecen haberse perdido. Algunos relatos llenos de fuerza y desolación como "Una mujer y luego pollo frito" , "Las mujeres miran las estrellas" y "La doble y única mujer" son testimonios de su capacidad narrativa.

¿Qué podemos sacar como conclusión?

Según la clase que hemos recibido, se toma la ideología de avanzar con un arte original, en donde se mezclen ciertos aspectos andinos dentro de lo que se conocía como arte, y hacerlo propio de nuestro país. Quizás este fundamento se convierta en una razón por la cual Palacio fue uno de los primeros precursores del socialismo en el Ecuador y uno de los fundadores de la vanguardia de la generación del 30.
Su obra más significativa es quizá "Un hombre muerto a puntapiés", en el que despliega una técnica detectivesca, minuciosa, que nos va llevando del hecho punible, casi desapercibido, de la agresión a un miserable, a otros abismos humanos que jamás habríamos podido concebirlos. Del pretexto trivial, simple, cotidiano, Palacio, va con su estilo periodístico desentrañando lo insólito, para poner en cuestión la estructura social y la estructura moral, que acosan a quienes no están dentro de la norma.
Así termina la obra de un escritor inédito. Escritor, que resalta lo que el mundo conoce como Literatura Ecuatoriana.
Bryan Proaño. 07 – 02 – 2008.

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